12 sept 2020

Franz Jägerstätter, el campesino austríaco que dijo no a Hitler

Franz Jägerstätter (1907-1943), mártir católico del nazismo.



     Franz Jägerstätter nació el 20 de mayo de 1907 en Sankt Radegundlocalidad muy próxima a la frontera alemana en la región de la Alta Austria. Hijo ilegítimo de Rosalía Huber, su padre biológico no pudo o no quiso reconocerlo. Se crió con su abuela materna Elizabeth, dentro de un entorno muy humilde y piadoso. Corría el año 1917, en un país sufriendo privaciones a causa de la Primera Guerra Mundial, cuando su madre se casa con Heinrich Jägerstätter, un agricultor pudiente que reconoce a Franz como hijo y saca a la familia de la pobreza. El adolescente se convierte en heredero de la granja de su padrastro. Por parte de su abuelo adoptivo también adquiere el placer por la lectura, incluyendo literatura religiosa. Se integra rápidamente en las actividades culturales y parroquiales de su pueblo. A los 20 años decide emplearse en la mina de hierro de Steiemark, donde el ambiente obrero materialista y anticatólico le provocan una crisis de fe y deja de asistir misa. Una pelea de taberna con unos Heimwehr (paramilitares nacionalistas) provoca su primer arresto. 


Franz (en moto), con su hermana, su madre y su padrastro.

     En 1933 desaparece de Sankt Radegund, avergonzado por la acusación de engendrar una hija ilegítima con una criada. La pareja no cuajó pero se separaron con buenas maneras y desde entonces nunca dejó de ayudar económicamente a la madre y su criatura, dando prueba de su alma bondadosa.
     Finalmente Franz regresa a su pueblo natal y experimenta un cambio en su vida interior; vuelve a acudir a los oficios religiosos con regularidad, cumpliendo con los preceptos católicos. Decide llevar una vida recta y piadosa e incluso valora tomar los hábitos, de lo que su sacerdote le desanima con el argumento de que debe hacerse cargo de la granja familiar y cuidar de sus padres. Sus familiares y amigos estaban asombrados por el cambio.
     En 1935 conoce a Franziska Schwaninger ´Fani´, hija de un granjero de una localidad vecina. Franziska también era una mujer cristiana y muy devota; el flechazo es mutuo, se comprometen y contraen matrimonio el Jueves Santo de 1936. 

Foto boda Franz y Fani.
     Viajan a Roma en su luna de miel donde reciben la bendición del Papa Pío XI, y a partir de entonces dan un giro espiritual y más religioso a sus vidas: asisten a misa diaria y rezan juntos en su hogar con la Biblia como libro de cabecera. Fruto del matrimonio nacen tres hijas, Rosalia (1937), Maria (1938) y Aloisia (1940). Franz le escribiría a su esposa: "Nunca hubiera imaginado que estar casado pudiera ser algo tan hermoso."

La reacción al Anschluss 


     En marzo de 1938 Hitler cumple con su plan de anexionar Austria al III Reich -Anschluss-. Jägerstätter muestra su preocupación al ver que la gran mayoría de sus vecinos y conocidos aplauden la invasión y se integran rápidamente en las filas nazis. Siguiendo las indicaciones del obispo de Linz, que considera la neo-pagana doctrina nazi incompatible con la católica, se muestra abiertamente contrario a la fusión, abandonando incluso la Asociación Nacional de Agricultores Austríacos por su tibieza frente al nazismo. En abril Hitler consulta a la población austríaca en un plebiscito sobre su integración en el Reich: el 99,7% de las papeletas fueron para el SI (el voto no era secreto, había que rellenar la papeleta delante de oficiales pro-nazis que lo introducían en la urna). En una actitud valiente y coherente con su pensamiento, Franz Jägerstätter fue el único de su pueblo en votar NO.
     Una vez integrados en el Reich alemán, todos los austríacos en edad militar quedaban sujetos al alistamiento militar, y en 1940 llega la primera llamada a filas para Franz; lo destinan a una formación motorizada en Branau, donde pasa unas semanas de entrenamiento y formación.


Franz, 3º por la izq. en su primer destino en el cuerpo motorizado.

De uniforme, con su familia,
     Las autoridades de su comuna consiguen que le eximan del servicio por ser cabeza de familia con tres niñas pequeñas, una de ellas recién nacida. En cuando Franz y su esposa deciden ingresar en la Orden Franciscana Seglar. A finales de año llega de nuevo otra orden de alistamiento, siendo esta vez destinado al cuartel de gebirgsjägers de Enns; nuevamente los dirigentes de su comuna interceden por él y consiguen su regreso al hogar a principios de 1941. 
    La familia Jägerstätter consigue vivir dos años de relativa tranquilidad, aunque siempre temiendo la llegada de una nueva misiva de la Werhmacht. Aunque Franz ya había tomado una decisión: -´Si me vuelvan a llamar, no acudiré´ le dice a su esposa. Tras una larga y prudente reflexión había llegado a la conclusión de que no serviría más en las fuerzas armadas nazis; siguiendo sus creencias, pensaba que colaborar en esa guerra injusta era cometer pecado mortal.

Franz Jäggerstater en un bosque austríaco


Tiempos de contrariedad y vida religiosa



     En los meses siguientes Franz Jägerstätter participa activamente en todas las actividades religiosas de su parroquia; llega un nuevo cura al pueblo (el anterior había sido apartado por las autoridades debido a sus prédicas pacifistas y antinazis) que le nombra sacristán y formador de catequistas y monaguillos. Reza activamente con sus parroquianos, participando en varios ayunos y vigilias por la paz.
     Sus contradicciones internas le atormentaban día a día; consideraba que tomar las armas y participar en la guerra de Hitler iba en contra de sus principios cristianos, y no reparaba en hacer públicas sus opiniones pacifistas. No por ello dejaba de ser consciente que negarse a la llamada del ejército alemán suponía la más que probable pena de muerte por traición, decisión que le llevaba a tener discusiones con amigos, con su madre y con su esposa; le imploraban que aceptara unirse al ejército cuando le llamasen, para ahorrar sufrimiento a su familia. Su párroco intentaba convencerle de que no cometía pecado yendo a la guerra por causa de fuerza mayor. Jägerstätter le escribió contestando: <<¿Acaso no es lo mismo ir a una guerra justa que a una guerra injusta? ¿Hay algo peor que asesinar a otros hombres que también defienden su patria, solo por el hecho de colaborar a establecer el poder ateo de un imperio sin Dios?>>. A pesar de su cerrazón, unos y otros intentaban persuadirle por todos los medios. Su postura llegó a oídos del jefe de policía de la región, conocido suyo. Le conminó a aceptar vestir el uniforme feldgrau en una unidad de retaguardia a donde lo destinaría gracias a su influencia.
      Pero la decisión de Franz era inamovible: tenía todo el convencimiento que unirse a la guerra de Hitler era contrario a sus creencias. Para él ni siquiera era cuestión de objeción de conciencia, era una profunda cuestión de fe.
     Se entrevista con el obispo de Linz, el cual le apremia a cambiar de opinión, argumentando que un ciudadano de a pie no es quién de plantearse si la guerra es justa o no, y que Franz se debe al cuidado de su familia. Jägerstätter esperaba una reacción menos tibia del obispo contra los nazis, llegando a creer que le podría haber tomado por un informador al servicio de los alemanes.

Detención y condena


     En febrero de 1943 Goebbels proclama la "guerra total" para todo el Reich, lo que entre otras resoluciones implicaba la llamada a filas a todos los reservistas. 
    Inevitablemente a Franz le llegó la temida carta de alistamiento; firmando el acuse de recibo ya era consciente de lo que se le venía encima, a él y a su familia. El 4 de marzo se presenta en el cuartel de Enns, en donde se niega a prestar juramento a Hitler, alegando "oponerse a realizar servicio militar armado... impedido por su conciencia religiosa... no lucharía por un régimen nazi... no se puede ser nacionalsocialista y católico al mismo tiempo... respetar el mandamiento de ´Amarás a tu prójimo como a tí mismo´... sin embargo estaba dispuesto a prestar servicio como auxiliar sanitario".
     Es detenido de inmediato y confinado en la prisión militar de Linz, donde durante 2 meses le presionan y torturan para forzarlo a retractarse. A principios de mayo se le traslada a la cárcel de Plötzensee, en Berlín. Pide ser admitido en el servicio sanitario, pero le deniegan la solicitud. Finalmente, el 6 de julio 1943 un tribunal militar condena a muerte a Franz Jägerstätter por "socavar la moral castrense y renunciar a los honores del ejército y de los derechos civiles."
    El día 13 de julio autorizan a su esposa Franziska a un vis a vis de 20 minutos, acompañados del párroco de Sankt Radegund, que intenta una vez más el cambio de postura del reo, pero en vano. Así, al terminar el tiempo de visita, el sacerdote le dijo: "No tienes que inquietarte por estar cometiendo pecado. Solo sigues el dictado de tu conciencia y eso es bueno". Fani y Franz se abrazan por última vez.

Sus 3 hijas con mensaje "Querido padre, vuelve pronto". Foto recibida por Franz en la cárcel.

     Recibe también la visita final del capellán de la prisión, que procura elevar su ánimo contándole que un año antes otro sacerdote llamado Franz Reinichs Palotino fue igualmente condenado a muerte por negarse a prestar servicio militar. Esa anécdota reconforta a Jägerstätter y refuerza su moral cristiana. La eucaristía, una biblia y una foto de sus hijas son los pilares que le sostienen en sus últimos días.

     El 8 de agosto se le traslada a la prisión de Brandenburgo, donde esa misma noche un guardia le entrega un lápiz y papel para que escriba su última carta. En un postrero intento de las autoridades por evitar la sentencia, el capellán de esa cárcel le entrega un documento que solo tenía que firmar para salvarse. 
"Padre, no puedo hacer eso" le dijo Franz.

     El 9 de agosto, a las 4 de la tarde, Franz Jägerstätter es decapitado en la guillotina. Tenía 36 años. Se ordenó incinerar el cuerpo, pero la orden fue incumplida y 3 años después se consiguió que sus restos fuesen depositados en el cementerio de Sankt Radegund, junto a los de otros caídos durante la Segunda Guerra Mundial.

   Su historia pasó casi desapercibida durante dos décadas, hasta que Gordon Zahn la descubrió mientras escribía su libro Los católicos alemanes y las guerras de Hitler”
En 1964 publicó su biografía, que tituló “In Solitary Witness”
   Gracias a esta publicación la Iglesia Católica reconoció la objeción de conciencia en el Concilio Vaticano II. 
En 1997, un juzgado de Berlín declaró nula su sentencia de muerte.



Beatificación

Tumba de Franz Jägerstätter

     El 26 de octubre de 2007, día nacional de Austria, Franzisca con 94 años y otras cinco mil personas participaron en la liturgia de beatificación de Franz.
Veintisiete cardenales y obispos de Austria y otros países participaron en una ceremonia televisada a todo el país.  

    En el acto se leyó una carta del Papa Benedicto XVI. Uno de sus párrafaos decía así: "Entregó su vida en magnánima negación de si mismo" 

  En el cine  

   El director Terrence Malik (La delgada línea roja) realizó un biopic sobre Franz Jägerstätter, una cinta que trata los conflictos internos y contradicciones que provoca el pacifismo en tiempos de guerra, de un antihéroe que alzó su postura contra el nazismo en una época y lugar donde prácticamente nadie se atrevió a hacerlo. La película se iba a titular Radegund, aunque finalmente se tituló A Hidden Life - Vida Oculta (2019). 






Fuentes:
https://www.dioezese-linz.at/site
http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_20071026_jagerstatter_en.html
http://www.corazones.org/santos/franz_jagerstatter.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Franz_J%C3%A4gerst%C3%A4tter
sitios públicos de internet

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